ÁMAME, QUE TE AMO
Quizá ni la propia muerte,
con su macabro poder,
tendrá facultad de hacer
que yo deje de quererte.
Yo quisiera convencerte
de que te soy muy sincero
al decirte que te quiero
y que en ti vivo pensando…
¡Vida mía, dime cuándo
me darás tu amor que espero!
Ni un quinto de miligramo
de mala fe hay en mi amor…
¡Confía en mí, por favor!
¡Te lo suplico y reclamo!
Cuando te digo que te amo,
tú piensas que yo te miento,
pero ese mal pensamiento
ni un ápice es realidad,
porque te amo de verdad
con todo mi sentimiento.
Con tus dudas mortificas
a mi alma, que te he brindado,
y a mi corazón honrado
lo hieres, lo crucificas.
Tú para mí significas
lo que el agua para el pez;
tu presencia a mi vista es
como el aire es al pulmón.
Te adoro con gran pasión,
y ojalá tu amor me des.
Mi amor, deja de dudar
de mi grandiosa franqueza;
aparta de tu cabeza
sobre mí tu mal pensar.
Si no me llegas a amar,
moriré, te lo aseguro;
es mi amor por ti tan puro
y tan grande que si no
me quieres, moriré yo
en un próximo futuro.
Lácides Martínez Ávila
No hay comentarios:
Publicar un comentario