A CIPRIANITA (3)
Como de estar en presencia
tuya en fuertes ganas ardo,
con una gran impaciencia.
Significando inminencia
de la semana de marras,
desde acacias y alcaparras,
durante estos días lerdos,
me trae de ella recuerdos
el canto de las cigarras.
En esta región aislada,
cuyo ambiente raro afronto,
ansío que llegue pronto
esa hebdómada sagrada;
para que, una vez llegada,
yo abandone mis asuntos;
vuele, emanando conjuntos
de alegrías por los poros,
y, cual pareja de loros,
estemos de nuevo juntos.
Cuando llegue esa semana
y en Curumaní yo esté,
de tu casa no saldré
de tarde ni de mañana.
Todo el día, mi Cipriana,
voy a pasarlo en tu hogar,
sin ponerme a meditar
de la gente en sus malicias,
intercambiando caricias
contigo sin descansar.
Pero cuando, al fin y al cabo,
el fin de semana encare,
cuando de ti me separe,
grande será mi guayabo.
Cual por un candente clavo,
mis carnes, siento, se inflaman;
mis lágrimas se derraman,
por lo que nada distingo,
al pensar en el domingo
que Resucitado llaman.
Lácides Martínez Ávila
No hay comentarios:
Publicar un comentario