ÚLTIMOS VERSOS A MI AMADA
En estos versos postreros
que a ti, mi amada, dedico,
recordarme te suplico
por cualquier de tus senderos.
Ya que no quiso el cruel Eros
inclinar tu corazón
a mí, de resignación
me tocará saturarme,
mas te pido recordarme
siquiera por compasión.
Por doquiera que camines
y aunque de alguien te enamores,
te ruego que rememores
siempre a Lácides Martínez.
En los parques, en los cines,
en los paseos o playas,
por donde quiera que vayas,
recuerda a quien te profesa
el amor con más pureza
de este planeta en que te hallas.
Si algún día, desahuciado,
me encuentras en tu camino,
no pienses que es el destino
el que me llevó a ese estado.
Es este amor arraigado
que profundamente siento
desde el ingrato momento
en que yo te conocí,
el que me habrá puesto así,
sin esperanza ni aliento.
¡Cuán doloroso es sentir
amor por una persona
que, impía, nos abandona
en las garras del sufrir!
Cuando deje de existir,
infeliz y desdichado,
no pienses que ha sido el hado
el causante de mi muerte,
pues la causa será haberte
con idilio idolatrado.
Yo pienso con gran dolor
que más me hubiera valido
no nacer que haber nacido
para morir por tu amor.
Dime, ¡oh ángel salvador!,
por qué, si salvarme puedes,
me abandonas en las redes
de la impotencia abrumante;
por qué no, hurí fascinante,
la salvación me concedes.
Di, dulcinea querida,
por qué eres tan insensible;
¿no ves que hasta lo indecible
por ti sufro en esta vida?
Ya, por mucho que te pida
que me ames, no me amarás;
ya ni siquiera me das
una remota esperanza,
pero mi alma no se cansa
de adorarte más y más.
Ya que no puedo obtener
tu amor y porque te quiero,
que te consigas espero
un magnífico querer.
Aunque nunca podrá ser,
eso sí, te lo aseguro,
como es el mío de puro,
de inmensurable y de intenso,
que sin tu amor ya no pienso
ni un segundo en mi futuro.
Lácides Martínez Ávila
No hay comentarios:
Publicar un comentario