viernes, 28 de diciembre de 2012

LOORES A MI TIERRA


LOORES A MI TIERRA

¡Oh inolvidable Saloa,
cuna inmortal de mi infancia!,
desde aquí de la distancia
este hijo tuyo te loa.
Recuerdo aún la canoa
en que remaba de niño;
¡con qué placer y cariño
recuerdo que transitaba
por tus calles y jugaba
descalzo y con desaliño!

Tu ciénaga arrobadora
le da vida saludable
a una ejemplar e incansable
comunidad pescadora.
Siento revivir ahora
los ratos de mi niñez
en que con gran placidez
solía bañarme en sus aguas,
sin valerme de piraguas:
¡igual que un alegre pez!

La natura, con justeza,
te dio como propiedad
tu virgen rusticidad
y tu lúcida belleza.
Hoy conservo en mi cabeza
el recuerdo coruscante
del paisaje que, durante
mi infancia feliz y propia
de aquella añorada inopia,
percibí de tu semblante.

Tus honestos moradores,
aun los que no han logrado
la enseñanza, han demostrado
tener geniales valores.
Son humildes pescadores
que la miseria y la hambrina,
con impiedad diamantina
obligan en los ciclones
a exponer sin dilaciones
sus días de ingrata rutina.

                 Lácides Martínez Ávila

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