jueves, 27 de diciembre de 2012

A LUCILA LAMUS RUIZ


A LUCILA LAMUS RUIZ

Desde cuando mi pupila
por vez primera te vio,
mi corazón se entregó
a ti, querida Lucila.
Mi alma la pasa intranquila
y gimiendo de dolor,
porque tú, fragante flor,
sin compasión me aborreces.
¡No te imaginas las veces
que he llorado por tu amor!

Pensando vivo a toda hora
en ti, adorable doncella;
en tu boquita tan bella
de sonrisa encantadora.
Lácides Martínez llora
por no poderte abrazar
ni con ternura besar
tus labiecitos sensuales…
Tus ojos angelicales
parecen perlas del mar.

Quien tu amor logre obtener
ha de ser, sin duda alguna,
el hombre con más fortuna
que en el mundo pueda haber.
Tú eres la única mujer
que, habiéndola conocido,
apartarla no he podido
del interior de mi mente;
no puedo, por más que intente,
echarte yo a ti al olvido.

Mi visión se ha puesto gris,
empañada por el llanto;
sin tu amor, precioso encanto,
yo no puedo ser feliz.
Tú, Lucila Lamus Ruiz,
eres la mujer más linda;
mereces que se te rinda
cualquier persona a tus pies;
mi corazón sincero es,
y Lácides te lo brinda.

                            Lácides Martínez Ávila

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