jueves, 27 de diciembre de 2012

ZENAIDA RODRÍGUEZ CHAVES


ZENAIDA RODRÍGUEZ CHAVES

Como del aire las aves,
estoy de ti enamorado;
cuando no estás a mi lado,
desespero, y tú lo sabes.
Zenaida Rodríguez Chaves,
siempre acariciar quisiera
tu liviana cabellera
que la misma brisa peina;
tu lindo cuerpo de reina
quiero asir con ansia fiera.

El candor de ciervo joven
que hay en tus ojos de mar,
no me los deja mirar
sin que en el acto me arroben.
Una pieza de Beethoven
carece de la armonía
que tiene la melodía
de tu voz acompasada,
y tu faz arrebolada
ni la Virgen la tenía.

Ese amor recién nacido
y carente de impurezas,
que con ardor me profesas,
es por mí correspondido.
Yo había casi perdido
las esperanzas de ser
objeto de un gran querer
como el que tú me demuestras…
¡Estarán las vidas nuestras
por siempre unidas, mujer!

Eres un tierno capullo
de incipiente primavera,
cuyos pétalos espera
poder abrir con orgullo.
Mi corazón todo es tuyo
y habrá de pertenecerte
hasta el día de mi muerte,
y si después de morir
se puede amando seguir,
aun muerto habré de quererte.

                          Lácides Martínez Ávila

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